domingo, 5 de octubre de 2014

Amar al otro con sus defectos

Amar a otra persona supone quererle como es, con sus cualidades y con sus defectos. Y esto, que es decisivo en la amistad, es mucho más importante cuando esa persona es nuestra mujer, nuestro marido: aquel ser increíble y maravilloso con el que deseamos compartir la vida entera.

El noviazgo fue, sin duda, algo inolvidable. Y también los primeros meses del matrimonio. Pero luego, con el paso del tiempo, empiezan a percibirse con claridad las pequeñas deficiencias del cónyuge. En este anuncio que me manda Mauricio Artieda, seguidor del blog, se muestran algunos defectos que podríamos calificar "de pequeña importancia". La mujer que nunca deja el asiento del coche en su sitio, una vez que lo ha utilizado. El marido descuidado que mancha la tapicería del salón cuando come viendo la tele. La esposa que hace siempre una maleta inmensa cuando viaje sólo un par de días. Y el esposo que se lava los dientes en la cocina, mientras hojea distraídamente un libro.

No podemos perder los nervios porque -un día y otro- nuestra pareja cometa el mismo error de siempre, ese que le hemos señalado una y otra vez. Entre otras cosas, porque también tiene sus virtudes: tenemos que procurar recordarlas cuando vemos claramente sus defectos. Y también, por dos cosas más: porque le amamos y porque esa persona nos ama.

En el spot, todo es visto con inmensa comprensión: porque la música dulcifica cada pequeño desastre, cada defecto como algo disculpable y sin importancia. Y, sobre todo, está la mirada del otro. Esa mirada alegre y enamorada -lo más precioso del spot- que es lo que permite comprender y amar al otro con sus defectos, y decir siempre: "Sí, quiero".

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